Violeta

"Mi nombre es Violeta y soy obsesiva. Pero no soy una obsesiva cualquiera. No pertenezco a la Escuela de las esquivan las rayas del pavimento, tampoco de las que cuentan las sílabas de las palabras, tampoco de las que se lavan las manos o revisan las puertas mil veces -esas son compulsivas-. No, soy una obsesiva que piensa, piensa y piensa sin parar. Por ejemplo:

Un día me puse a pensar ¿por qué la relación isomórfica entre filogenia y ontogenia?, ¿por qué el átomo parece una réplica a pequeña escala del sistema solar?. ¿Todo lo existente se compone de infinitas matrioskas?.

Cuando el pensamiento se convierte en una cosa insoportable para mi, trato de irme lejos, donde pueda estar rodeada de la naturaleza. Es así como logro apaciguar mi mente.

Soy flaca y fea per se, pero con un poco de empeño puedo mejorar mi apariencia. Me gusta comer talco en pequeñas cantidades. Me gusta el olor del marcador, el esmalte y el corrector. Me gusta cuando llueve hacia abajo, porque puedo dejar la ventana abierta y no se entra el agua.

¿Cómo me di cuenta de que era obsesiva?. Un día estaba recostada en decúbito supino -pensando como cosa rara-, cuando vi por la ventana una nube que cambiaba de forma, unas veces era una cosa y otras otra. En ese momento pensé: "¿será que lo que yo observo, la forma que estoy viendo (en la nube), tambien la puede ver otra persona, u otro observador ve una forma diferente?". Fue ahi cuando empecé a sospechar que todas las personas vemos las cosas desde distintos ángulos, que la experiencia existencial es única para cada individuo, y que por lo tanto, posiblemente las demás personas no invierten tanto tiempo en pensar de la manera como lo hago yo.

Y desde aquel día empecé a descubrir que mi nombre es Violeta y soy obsesiva. Pero no soy una obsesiva cualquiera".

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta leer tus "Posts". Eres bien filosofica.

Tu fanatico gringo de Utah