Al ver las calamidades del mundo actual mucha gente se pregunta: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no hace algo al respecto?. Reflexionando acerca de esta pregunta, que alguna vez en la vida yo tambien me la hice, me doy cuenta de que surge de la idea equivocada que las personas tienen de quién es Dios y la forma como se supone que debe intervenir en el mundo: se espera que Dios venga y nos saque de los problemas en los que nosotros mismos en pleno uso del libre albedrío hemos decidido meternos. Pero esa no es la forma de actuar de Dios, él no juega con nosotros a las muñecas llevándonos de aquí para allá, sino que nos ha dado la capacidad de decidir nuestro destino; y la decisión que hemos tomado los seres humanos ha sido la de caminar más hacia el desarrollo del conocimiento en lugar de caminar hacia Dios. Es por eso que en pleno siglo XXI no podemos decir que hemos alcanzado la adultéz como especie:
- Sabemos mandar un cohete al espacio, pero no sabemos cómo orientar nuestra vida afectiva.
- Sabemos descifrar el genoma humano, pero no sabemos descifrar el lugar que ocupamos en la existencia (de dónde venimos y para dónde vamos).
- Sabemos prolongar la vida biológica, pero no nos interesa descubrir la vida trascendente.
- Etc, etc, etc.
La humanidad en el presente es semejante al adolescente que quiere disfrutar la vida, hacer "lo que le da la gana", pero sin asumir con responsabilidad las consecuencias de esta decisión. Eso fue lo que le pasó a Adán y Eva, optaron por la ciencia aún cuando no tenían la estructura suficiente para soportar tal conocimiento.
Ojalá llegue el momento en que los seres humanos en un buen uso de la capacidad para razonar lógicamente, decidamos volver a nuestros orígenes y buscar en Dios las respuestas para nuestra vida. Sólo cuando sepamos resolver los problemas de nuestro "pequeño mundo personal" podremos darle un buen uso a todos los recursos económicos, científicos, tecnológicos, fisicos, biológicos, etc. que Dios nos ha provisto para mejorar nuestras condiciones de vida.
Dios no interviene en el mundo actual cambiando el caos existente porque simplemente esa ha sido nuestra decisión y él la respeta. El respeto es la base del amor, cuando no se respeta la capacidad decidir libremente, no hay amor. Dios nos respeta, luego, Dios nos ama.
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